viernes, 12 de febrero de 2010

Obesidad entre niños latinos en EE.UU.

Según los Centros para la Prevención y Control de Enfermedades (CDC, en inglés) entre los menores hispanos quienes más padecen de sobrepeso son aquéllos que nacieron en el país (es decir que adquirieron sus hábitos alimenticios en EE.UU.).

De este grupo, son los méxico-americanos quienes registran las cifras más altas respecto a problemas con el control del peso (39,3 por ciento con sobrepeso y 23,7, con obesidad).

Asimismo, según los CDC los niños hispanos tienen el índice más alto de casos de diabetes tipo 2 que los caucásicos.

A esto se le debe agregar que, a largo plazo, el sobrepeso puede llevar a otros problemas relacionados con afecciones cardíacas, presión alta y cáncer de colon, donde también los latinos registran números alarmantes.

En una sociedad donde la mayoría de padres trabajan y los niños quedan expuestos a los "fast foods", las horas frente al televisor y la falta de actividades físicas es muchas veces difícil ofrecer una dieta adecuada para los menores.

Pero en esta problemática los padres juegan un rol fundamental si quieren que sus hijos tengan una mejor calidad de vida y un desarrollo libre de enfermedades causadas por la obesidad. Soluciones para la obesidad entre niños latinos en EE.UU.

En su libro "Cómo evitar la obesidad infantil. Una guía para lograr que tus hijos crezcan sanos" (Planeta. México, 2002), los autores Judy Mazel y John E. Monaco esbozan una propuesta para que los padres brinden una alimentación balanceada que reduzca el exceso de peso en sus niños.

La premisa de este libro es que se puede comer "de todo" siempre y cuando se sigan unos principios, propuestos sobre la base del funcionamiento de las enzimas, que resulten en una adecuada combinación de elementos que no sobrecargue al organismo en la digestión de alimentos.

Mazel, quien publicó en 1981 la famosa dieta de Beverly Hills, y Mónaco, pediatra que ha trabajado con niños obesos, trabajan con la premisa que no se deben mezclar alimentos de diferentes grupos en una misma comida. El libro cuenta la propia experiencia de los autores, quienes aseguran que en su niñez y adolescencia fueron obesos y, con conocimiento de la situación, proponen un cambio radical en la forma en que los padres alimentan a los niños. Mazel afirma que cuando los alimentos no se digieren adecuadamente, se almacenan en el cuerpo y provocan los kilitos de más.

"Cuando se mezclan demasiados alimentos de diferentes grupos- proteínas, carbohidratos y grasas- se confunde a las enzimas y esto promueve el aumento de peso", señala Mazel.

Los autores proponen que se empiece el día solamente ingiriendo frutas y jugos naturales, luego se hagan comidas en las que no se mezclen los elementos señalados sino uno de ellos con vegetales.

La idea, aseguran los autores, es que los niños no se priven de los que les gusta, sino que lo coman, sin exagerar, y sin mezclar los alimentos.

Además de una explicación de los componentes de los alimentos y sus funciones en el metabolismo, el libro trae una guía de alimentación así como recetas de chefs y un programa de ejercicios.

Fuente: Mujer

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